Si nos pusiéramos a debatir qué es eso de la inteligencia nos meteríamos me temo en un callejón sin salida, o quizá con una salida bastante pequeña y oscura, Robert J. Sternberg se atrevió hace años y lo hizo. Lo que consiguió fue un libro de 208 páginas. Desde mi punto de vista hablar de inteligencia fuera de los ámbitos de la investigación me parece una temeridad. Es una palabra de las que yo llamo «tramposas» pues sin saber exactamente que es se utiliza a diestro y siniestro como si fuera una linterna que lo ilumina todo siendo en realidad una granada sin seguro que en el momento que estalla deja a quien osó utilizarla completamente a oscuras. Lo cierto es que las creencias que uno tenga sobre lo que es o no es la inteligencia condicionará más el crecimiento intelectual que la propia inteligencia, de esta forma el éxito en el aprendizaje depende mucho más de cómo utilizamos nuestros propios recursos que de cuántos recursos tiene cada uno.
Carol S. Dweeck destacada psicóloga e investigadora norteamericana ya lleva años tratando cómo las creencias que se tienen sobre la inteligencia afecta a la forma de afrontar situaciones desafiantes y por lo tanto al recorrido del propio potencial de aprendizaje. De tal forma que si la persona cree que la inteligencia es una entidad, algo fijo e inmutable apostará por objetivos de rendimiento, originando la necesidad de validarse a uno mismo constantemente, e intentará evitar aquellos retos que pudieran minar su estatus intelectual. Sin embargo, si la persona se posiciona con la teoría incremental de la inteligencia y cree que esta es modificable y que puede aumentar gradualmente con esfuerzo (lo que es cierto) se alineará con objetivos de aprendizaje, persistiendo más ante las dificultades, y buscará mejorar su competencia aun cuando se equivoque muchas veces, pues del error encontramos la pista de cuál no es el camino correcto y nos redirecciona por un trayecto más cercano a nuestros propósitos. Como bien se dice “el éxito se consigue yendo de fracaso en fracaso con entusiasmo”. De esta forma el tipo de creencias que uno tenga sobre sus propias habilidades y talento impactará de forma significativa en su propio potencial. Así Dweeck (2019) propone el siguiente gráfico